Ah, el estadio Guillermo Plazas Alcid, ese lugar que se ha convertido en el símbolo perfecto de la incompetencia política y la capacidad de los candidatos para vendernos espejismos. Parece que estas figuras públicas han tomado clases avanzadas en el arte de deslumbrarnos con su retórica vacía.
Nuestro amado aspirante a alcalde, el «maestro del engaño electoral», nos prometió con entusiasmo una renovación del estadio que nunca se materializó. En lugar de eso, parece que su objetivo real era convertir a Neiva en una versión de la película «Mad Max», con calles destrozadas y una deuda municipal que podría rivalizar con la de un país en crisis.
Y ahora, el próximo «genio de la reinvención» que busca la gobernación nos presenta la misma vieja melodía. No se molesta en ser original; simplemente recicla las mismas promesas vacías como si fueran regalos de Navidad no deseados. ¿Por qué molestarse en hacer algo novedoso cuando puedes simplemente repetir el mismo truco?
Es como si estos políticos tuvieran la extraña creencia de que los votantes son seres sin memoria, capaces de olvidar todos los desastres que dejaron atrás en sus pasadas actuaciones. ¿No sería genial si cambiaran de estrategia y nos sorprendieran con honestidad y trabajo real en lugar de monólogos vacíos? Pero, claro, eso sería pedir demasiado en el país de las promesas rotas y la creatividad política con un presupuesto de risa.
—–
Por: Hernán Losada
