Por: Mauricio Bahamon O.
Por 365 días muchas opitas esperan ansiosamente las fiestas de San juan y San pedro, unos por disfrutar y muchos más por generación de ingresos en sus negocios para recibir su bonanza anual.
Para nadie es un secreto que la zona del malecón es poco frecuentada el resto del año, por lo distante del centro, su ubicación, por falta de parqueaderos etc. Factores y problemas aún no resueltos en el entorno. Muchas necesidades siendo un reto para las próximas administraciones y es el darle una nueva visión al sector. Voltear la cara y no darle la espalda al río, siendo este el mayor atractivo que tiene Colombia “El Gran Rio de la Magdalena”.
Devolvernos y mirar hacia atrás es imposible e improbable, lo que fue fue. Recordar la barca de Juan Bustos la única que funcionó, porque la otra naufragó en el abandono y la corrupción. Del realismo mágico que produce el río pasó a un mágico despilfarro que terminó en un proceso de pérdida de 322 millones de pesos. Pero no es el tema principal de la columna, lo único verdadero es que está juzgado y su actor principal huyendo de la justicia.
El quid del asunto son las personas que han sido atropelladas por el próximo actor principal de la actual Administración a causa de la venta del espacio público por centímetro cuadrado, el hambre al billete no dejó espacio para libre tránsito de las personas, literalmente les taparon totalmente la plazoleta de comidas, les quitaron la energía del alumbrado público (y muy bien iluminado que se dejó con luces led de última generación) dejándolos a oscuras, en fin hicieron con ellos los que se les dio la gana, taparon, cerraron, cercaron quitaron señales de tránsito y otras tantas perlas más. Graderías mal instaladas sin cumplir con las mínimas normas de seguridad, afortunadamente a hoy no han tenido ningún percance y que no ocurran como los ya conocidos cuando se caen esas graderías en corralejas mal instaladas.
Nada de control por parte de la Administración, estas tarimas se convirtieron en un lujo dentro de las fiesta, y se paga por la necesidad de las personas de estar cómodas, pues a la espera de un año las fiestas cayeron en el abuso de sus precios, como decía un meme es más barato un pasaje a Cartagena pero lo realmente cierto es que por el beneficio económico de pocos se atropellan los derechos de muchos y en su mayoría los residente de la zona, su comercio, pescadores, tiendas de artesanías, restaurante de comida, lavadero de vehículos, venta de maderas, talleres de ornamentación y fábrica de sillas metálicas, etc. Y no desconocer a los turistas que llegaron a ver un desfile siendo imposible su acceso y visualización gratuita como en otras épocas.
¿En que quedaron las fiestas del pueblo?, donde la principal esencia era el disfrutar en familia y celebrar un acontecimiento artístico, religioso o social acompañado de música, baile y una muy buena y variada comida. El folclore y elegancia nos sobra con un baile hermoso, trajes llenos de colores, hermosas reinas, excelentes parejos donde con majestuosidad interpretan nuestro baile del Sanjuanero Huilense. Solo espero que se acabe esta amarga y penumbrosa administración, prometí no ¨Sampedriar” en Neiva estos cuatro años y lo cumplí. – Vergüenza y escozor es lo único que he sentido con este alcalde-. Lo real y tangible que tuvimos es que las fiestas no fueron para el pueblo, con un mandatario que para ser elegido se proclamaba del pueblo y para el pueblo. Tarea fácil para el próximo alcalde es devolver las fiestas a todos, además de la seguridad, la confianza, las vías urbanas y rurales, empleo, educación, buena alimentación escolar, la moralidad y buenas costumbres, el ser ejemplo ante sus electores, etc. Amén. Qué así sea.
