Colombia apunta a ser pionero. El Gobierno de Gustavo Petro emprenderá la transición energética como absoluta prioridad. Todo comienza por reconocer la realidad del petróleo en Colombia. Se necesita «un cambio de chip».
Por: José Ospina-Valencia / Diario DW
″Queremos que Colombia se coloque al frente en el mundo de la lucha contra el cambio climático”. Ese es uno de los mayores propósitos del electo presidente de Colombia, Gustavo Petro, y su vicepresidenta, Francia Márquez.
Petro propone «un acuerdo latinoamericano». Tanto a nivel internacional como nacional «este es el camino más responsable», dice a DW el ingeniero de petróleos Andrés Gómez, investigador de la ONG Censat Agua Viva.
«Petro y Francia (Márquez) representan un cambio muy profundo que apunta a cambiar de chip de la total dependencia del extractivismo del petróleo y minerales», explica por su parte a DW la abogada Jhenifer Mojica, consultora en políticas agrarias y ambientales del equipo de los electos presidente y vicepresidenta.
Petro y Márquez proponen «una transformación económica, pero también cultural, que capacite a Colombia para cumplir con los compromisos de la lucha contra cambio climático», agrega Mojica. En la «economía de la vida, la prioridad es la protección medioambiental de los territorios, los derechos de las comunidades campesinas, indígenas y afro y la producción agroalimentaria que contribuya a enfriar el planeta y a detener los daños de la industria extractiva desmedida».
Con extractivismo no hay futuro
El extractivismo, según el ingeniero de petróleos Andrés Gómez, no tiene futuro. Colombia basa ahora su economía en un «modelo desequilibrado». Por eso hay que empezar por reconocer la realidad de que «Colombia no es un país petrolero», advierte Gómez. Explica que «el país tan solo tiene el 0,1% de las reservas mundiales y aun así dependió en 2021 en un 32% de los ingresos por exportaciones del petróleo», concluyendo que «no es responsable depender del petróleo en Colombia». Y en cuanto a las reservas, «los principales pozos están, además, entrando en una fase de agotamiento», advierte el profesional.
Petro ha anunciado que «en 2022 no aprobará más contratos de exploración». Algunos críticos de sus planes energéticos afirman que sería un error acabar de un plumazo con la economía del petróleo. ¿Qué tan fundados son esos temores? «Lo que hay que saber es que el saliente presidente Iván Duque deja ya firmados 140 nuevos contratos de exploración que seguirán vigentes», explica el investigador.
Además, destaca el ingeniero Gómez, hay que tener en cuenta una condición geológica inexorable: «Los yacimientos más grandes y productivos de Colombia ya se encontraron. Luego, los hallazgos futuros serán marginales».
Ante el hecho de que Colombia no cuenta con reservas de petróleo significativas, además del impacto ambiental, «el compromiso de Petro es la prohibición del fracking y la explotación costa afuera, que en Colombia tendrían que hacerse en aguas ultra profundas, con un alto riesgo para los ecosistemas marinos», precisa Gómez.
La ganadería extensiva se traga los bosques
Lo que el próximo gobierno prevé es «una disminución planeada de la dependencia de los fósiles que se extenderá en un periodo inicial de por lo menos 15 años», calcula el ingeniero Gómez. Un proceso que exige el crecimiento paralelo de otros sectores productivos, resalta.
Por ello, «lo que busca el futuro gobierno de Petro es diversificar la economía», acota la consultora Jehnifer Mojica, quien resalta que la apuesta de Petro y Márquez «compromete a todas las carteras con la mitigación del cambio climático, el respeto por el agua y el medio ambiente”. Mojica menciona, por último, uno de los mayores desafíos de la agro-economía y el medio ambiente: «Reducir la ganadería extensiva, que en Colombia ocupa el 30% del territorio nacional”.
Por: dw.com / Foto: Aguawil